Todos sabemos que el ser humano es social por naturaleza y por ello el juego social se convierte en algo imprescindible para el desarrollo cognitivo-emocional de cualquier niño y de cualquier edad, ya que implica una interacción entre dos o más niños. En consecuencia, el juego de práctica o de simulación es social cuando participa más de un niño.
El juego hace deseable la participación de otros niños, con independencia de llevar a cabo de forma satisfactoria la tarea encomendada. Lo verdaderamente importante es distraerse, hacer amigos, participar y conseguir una buena salud, con indiferencia de ganar o perder.
Entre los numerosos beneficios que podemos encontrar al realizar juegos con niños son:
1.- Aceptación de normas del juego y por lo tanto respeto hacia las mismas e importancia para el futuro en sociedad.
2.- Resolución de conflictos mediante la ayuda mediada de un adulto.
3.- Desarrollo de habilidades sociales como la empatía, asertividad, cooperación, comunicación, liderazgo, etc.
4.- Establecimiento de relaciones de amistad que podrán tener su continuidad en otros contextos y posteriores edades.
Pero también habría que preguntarse cuáles son los mejores juegos o los más indicados para provocar esa socialización en el individuo que se está construyendo como persona. Respondiendo a la pregunta planteada habría que decir que a diferentes edades, diferentes juegos en virtud de los propios intereses colectivos. Como recomendación fundamental elegiría sobre todo juegos tradicionales con las siguientes características:
· Que contengan reglas sencillas y fáciles de aplicar.
· Que puedan jugar niños de ambos sexos.
· Que haya un movimiento continuo (no se queden parados esperando algún turno).
· Que no se eliminen los diferentes participantes.
· Que se puedan practicar al aire libre siempre que las condiciones climáticas lo permitan.
· Que se potencie la participación en el juego y que al participar en el mismo todos se convierten en ganadores.
Juan Pinto Rodríguez.
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